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jueves, 15 de marzo de 2012

¿Los sueños se hacen realidad? Capítulo 9.

La tarde del viernes:
-¿Estamos todos verdad?-preguntó Valentina observando a ver si faltaba alguien.
-Sí-respondimos los demás al unisono.
-Jajaja, ni ensayado nos sale mejor-comenté respecto a la afirmación que nos salió a todos a la vez.
-¿Dónde vamos hoy y qué vamos a hacer?-consultó Andrés.
-Pues hemos traido patines y tú te has traído tu monopatín-dijo Lola dirigiendose a Andrés cuando decía lo último.-Podríamos ir al parque y utilizarlos.
Dicho esto,fuimos a recoger el monopatín y los patines y llegamos al parque.
Era un parque inmenso.Había bancos, arboles y algunos coches aparcados.
Las chicas nos sentamos en  un banco para ponernos los patines. Como solo había dos pares de patines, Valentina y yo nos quedamos conversando mientras Lola y Macarena patinaban. Cuando iban a empezar a deslizarse por el suelo con los patines, Andrés ya llevaba un rato subido en su querido monopatín y los demás chicos observaban mientras hablaban entre ellos.

Después de un gran rato:
Macarena y Lola se acercaron a nosotras:
-Hacednos hueco en el banco que nos vamos a sentar- dijo Lola expresándose con los brazos y las manos.
Se sentaron y empezaron quitarse los patines.
-Tomad. Os toca a vosotras- declaró Macarena ofreciéndonoslo.
Yo los cogí y me los calcé. Valentina hizo lo mismo .
Al rato yo estaba patinando aunque me paré para comentarle algo a Javi que en ese momento estaba en el monopatín.
Me disponía a seguir deslizándome sobre los patines de tres ruedas cuando noté unas manos en mi cintura.
-Hola preciosa-murmuró en mi oído derecho una voz, demasiado familiar para olvidarla, que me estremeció.
Me di la vuelta y lo miré.
Me sonreía. Le sonreí.
Cuando alguien me sonreía, yo le devolvía la sonrisa por quedar bien pero con el que tenía en frente era diferente. Muy diferente.A él no podía ocultarle nunca una sonrisa.A Daniel. A Dani.A esa persona que desde el primer momento que lo vi me hipnotizó con su maravillosa sonrisa.
-Hola-dije en un susurro con una sonrisa en la cara que no se me quitaría en toda la tarde.
Me besó en la mejilla y luego en los labios, despacio y con dulzura.
¡Madre mía con el chico! Tenía una sonrisa espectacular y no veas como besaba.
-Eeeeh tortolitos, no quisiéramos interrumpir pero nos parece que es hora de marcharse-gritó Andrés que no se separaba de su querido monopatín.

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